Fue la primera obra que dirigí, a principios de los años noventa.

Una curiosa comedia del canario Miguel Alonso, que tradujimos al catalán, llevamos a la Fira de Tárrega y luego (es castellano) a El Canto de la Cabra, en Madrid.

Una irónica reflexión sobre la pareja y el amor para toda la vida, llena de sorprendentes guiños.

En el elenco tuvimos la suerte de contar con “Meque”, un prestigioso actor catalán querido y entrañable.

Lo más divertido es que la pareja protagonista se enamoró, se casó, tuvieron dos hijos y siguen juntos…